johann wolfgang von goethe
absortoCabeza redonda y llena de rizos… / En cabello tan abundante viajo, / con las manos viajo, reiterativo, / y me siento en lo hondo del alma sano. / Cuando beso ojos, boca, cejas, frente,
ahora siento entusiasmo en el clásico sueloAhora siento entusiasmo en el clásico suelo, / con más encanto me habla el mundo de hoy y de antes. / Cada día hojeo, dócil, obras de los antiguos, / con mano ágil y siempre con plac
al cochero cronos¡Date prisa, Cronos! / ¡Sigue el trote estrepitoso! / Cuesta abajo va el camino. / Los ojos me nubla el vértigo / que me da tu lento paso. / ¿Qué importan piedras y raíces? / ¡Aunque a tra
ananke, fatalidadY vuelve de los astros el deseo: / condición y ley, Toda voluntad / es tan solo querer porqué debemos, / por eso calta la arbitrariedad. / Del alma se expulsa lo más amado; / al duro deb
anhelo gozosoDecidlo sólo a los sapientes / pues la turba pronto se burla: / quiero celebrar lo viviente / que la muerte en las llamas busca. / En las noches frescas de amor / en que te engendraron y
ante el tribunalDe quién lo he tenido, no os lo diré, / el hijo que llevo en el vientre. / Qué asco, escupís, ¡vaya una ramera! / Soy, empero, mujer honesta. / Con quién me junté, yo no os lo diré: / es
canción del arpistaQuien nunca con lágrimas mojó el pan, / quien nunca pasó las noches dolientes / sentado, llorando, sobre su cama, / no os conoce, celestiales poderes. / Nos hacéis entrar dentro de la
canto de los espíritus sobre las aguasEl alma humana / parece el agua, / del cielo viene, / al cielo sube / y luego debe / volver a tierra, / eterno cambio. / Cuando de la alta / muralla mana / el chorro puro, / se pulveriza / en ondas,
canto nocturno del caminanteSobre todas las cumbres / reina la paz, / en las copas de los árboles / no oyes / ni apenas un soplo. / Los pajaritos callan en el bosque. / Espera, que pronto / tú también descansarás.
canto y figuraSu barro bien puede el griego / moldear hasta hallar la forma; / así el fruto de los dedos / su intenso placer redobla. / Pero son el gozo nuestro / en el Éufrates las manos: / en el líqui
cienciaLa diosa celestial para unos; y para otros, / una vaca aplicada que les da mantequilla.
consideración¿Qué debe el hombre pedir? / ¿Es mejor estar tranquilo? / ¿Con gran ahínco aferrarse? / ¿O es preferible impulsarse? / ¿Debe construirse una choza? / ¿Debe vivir bajo tiendas? / ¿Debe conf
contemplar el mundo es del todo gratoContemplar el mundo es del todo grato, / pero más bello es el mundo del poeta. / Sean campos floridos, claros u opacos, / día y noche las luces centellean. / ¡Oh, que quede este hoy ll
decidme, piedras, algo. hablad, altos palaciosDecidme, piedras, algo. Hablad, altos palacios. / Una palabra, calles. ¿Tú, genio, no te inspiras? / Sí, todo está animado entre tus santos muros, / Roma eterna. Ante mí no más guard
el aprendiz de brujoYa se ha ido el viejo brujo. / Desde ahora vivirán / sus espíritus según / ordene mi voluntad. / Sus gestos, actos, palabras / y usos en la mente guardo, / y con fortaleza de ánimo / yo tamb
el césar y alejandro, enrique y federicoEl César y Alejandro, Enrique y Federico, / los grandes, me darían la mitad de su fama / si a cada uno ofreciera este lecho una noche; / mas retiene a los pobres el Orco con rigor. / D
el momentoUna época grandiosa ha parido este siglo. / mas halla el gran momento una raza pequeña.
el pescadorBramaba el agua, crecía. / Miraba quieto el anzuelo / un pescador en la orilla, / con el corazón de hielo. / Mientras sentado escuchaba, / se partió la mar en dos: / y de las aguas movidas
el rey de los elfos¿Quién cabalga por la noche y el viento, / lleva al niño en los brazos con cuidado? / Es el padre que lleva a su pequeño, / que lo arropa, que lo tiene agarrado. / ¿La cara ocultas, hi
el rey de tuleVivía allá en Tule un rey / que hasta la tumba fue fiel, / al que, al expirar, su amada / le dio una copa dorada. / Nada quería el rey tanto, / la apuraba en las jaranas. / Cada vez rompía
elpis, esperanzaLa puerta espantosa se desbloquea / de esta frontera, de este muro férreo, / aunque sea tan dura como piedra. / Se mueve un ser frenético y ligero, / nos alza de neblinas y chubascos. /
en la fonda esta mañanaEn la fonda esta mañana / reinaba inmenso tumulto, / ¡gente, antorchas y muchachas, / negocios y mucho insulto! / Sonaban flauta y tambor, / era un enorme alboroto. / Lleno de placer y amo
epirremaCuando contempléis la naturaleza, / mirad el detalle y la cosa entera; / nada está dentro ni nada está fuera, / pues está lo de dentro también fuera. / Captad, pues, en seguida y en un
eros, amor¡La llama no falta!… Cae del cielo / adonde fue desde el caos remoto, / con plumas etéreas hacia nosotros / Amor en un día primaveral. / Parece huir, pero vuelve del vuelo: / placer y do
fenómenoCuando en el muro de lluvia / Febo, nuestro dios, incide, / un arco de luz se anuncia / coloreado de matices. / El mismo círculo veo / en la neblina trazado; / siempre será arco del cielo,
físico«Al interior de la naturaleza / —¡dice la mente burguesa!— / nunca entra ningún espíritu creado.» / No, ni a mí ni a mis hermanos / recordéis estas palabras, / os lo pido por favor. / En c
ginkgo bilobaLa hoja de este árbol, confiado / a mi jardín desde oriente, / ofrece un sentido arcano / que edifica a los sapientes. / ¿Es un único ser vivo / en sí mismo separado? / ¿Son dos que se han
hatem¡Es posible! ¡Eso opinan! / Mas yo persigo otra huella: / la felicidad reunida / encuentro sólo en Zuleika. / Es porque ella a mí se entrega / que soy un yo que me es digno; / y si ella de
la rosa del brezalVio el muchacho una rosita, / una rosa en el brezal, / tan joven y tan bonita. / Acudió raudo a su lado / y la contempló extasiado. / Rosita, rosita roja, / rosa roja del brezal. / Él dijo:
la violetaHabía en el prado una violeta, / anónima y encogida, / una violeta graciosa. / Vino una joven pastora / a paso ligero, animosa. / Venía y venía / por el prado, muy cantora. / Ay, pensó la vi
mar en calmaReina en el agua profundo silencio, / reposa el océano sin movimiento / Mira el navegante apesadumbrado / la superficie lisa en rededor. / No soplan los vientos por ningún lado. / ¡Rige
otoño de 1775¡Mas verdor poned, hojas / a la parra que sube / hasta aquí mi ventana. / Creced más apretadas, / bayas, y madurad / con más prisa y esplendor. / La mirada del sol / os incuba; os rodea / la f
palabras primigenias, órficasDAIMON, Demonio / Según estaba el sol entre planetas / aquel día que te entregó a la tierra / creciste y creces aún; la ley lo indica / que rige desde el inicio tu vida. / Así debes ser.
prometeo¡Cubre tu cielo, Zeus, / de nubes vaporosas! / ¡Dedícate, como un mozo / que corta flores de cardo, / a los robles y cimas de los montes! / Pero déjame mi tierra, / la choza que no has con
reencuentroHoy vuelvo —¡y no puedo creerlo!— / a abrazarte, estrella de estrellas. / Es la noche de la distancia / un abismo, una enorme pena. / ¡Eres tú, de mis alegrías / dulce y querida compañer
sentimiento humanoOh dioses, oh grandes dioses / de tan vasto firmamento, / si nos dierais en la tierra / voluntad, valor y fuerza, / os dejaríamos, buenos, / vuestro vastísimo cielo.
si no fueran los ojos como el solSi no fueran los ojos como el sol, / nunca en el sol podrían reparar; / si no nos habitara la fuerza de Dios, / ¿cómo lo divino nos podría hechizar?
tique, azarEl linde estricto supera, cordial, / algo cambiante que va con nosotros; / solo no quedas y te haces social, / y actúas tal como actúan los otros. / Sea dura o ligera, la vida nuestra /
vivir es jugar a la ocaVivir es jugar a la oca. / Cuanto más y más se avanza, / tanto antes el fin te toca / el lugar que a nadie agrada. / Llaman a la oca cretina. / No creáis, digo yo la gente: / porque una oc
zuleikaPueblo, siervos y triunfadores / aseguran a toda edad / que el bien supremo de los hombres / sólo es la personalidad. / Puede vivirse cualquier vida / si uno no se pierde a sí mismo. / No