Vio el muchacho una rosita,
una rosa en el brezal,
tan joven y tan bonita.
Acudió raudo a su lado
y la contempló extasiado.
Rosita, rosita roja,
rosa roja del brezal.
Él dijo: te romperé,
rosa roja del brezal.
Y ella: yo te pincharé,
me pensarás sin cesar,
y eso no me gustará.
Rosita, rosita roja,
rosa roja del brezal.
Y rompió el feroz zagal
la rosita del brezal.
Atacó ella y lo pinchó.
Aun gritando de dolor,
él lo debió soportar.
Rosita, rosita roja,
rosa roja del brezal.