PAÍS POEMA

Autores

johann wolfgang von goethe

al cochero cronos

¡Date prisa, Cronos!
¡Sigue el trote estrepitoso!
Cuesta abajo va el camino.
Los ojos me nubla el vértigo
que me da tu lento paso.
¿Qué importan piedras y raíces?
¡Aunque a trancas y barrancas,
vamos raudos a la vida!
Reaparece luego el paso
esforzado que, asfixiante,
nos conduce cuesta arriba.
¡Fuera, inercia! ¡A la cima
vamos con afán y confianza!
En lo alto: espléndida vista
que de montaña a montaña
abarca la vida toda,
y el eterno espíritu encima
nos presagia vida eterna.
Te seduce la sombra
de un alero allá al lado
y la mirada de aquella muchacha
del umbral que promete refrescarte.
¡Reanímate! Dame, niña,
esa bebida espumosa
y esa mirada tan sana y amable.
¡Abajo, pues, más deprisa!
Mirad, el sol ya se pone.
Antes de que sea yo un viejo, y me envuelva
la neblina del pantano,
y me crujan la boca desdentada
y los huesos temblorosos:
¡ebrio del último rayo,
llévame, oh mar de fuego,
al ojo espumante! ¡Llévame,
deslumbrado y tambaleante,
a la puerta nocturna del infierno!
Cochero, haz sonar tu trompa,
aviva el trote sonoro,
para que oiga el Orco que viene un príncipe,
y de sus asientos se alcen
abajo los poderosos.