1.
Cuando nosotros dos nos separamos
en silencio y entre lágrimas,
casi con el corazón roto,
para distanciarnos durante años,
palidecieron tus mejillas y se helaron,
y más helados fueron tus besos;
verdaderamente ese momento fue el presagio
la pena de hoy.
2.
El rocío de la mañana
se volvió hielo en mi frente…
lo sentía como un presentimiento
de lo que ahora siento.
Todas tus promesas están rotas,
y bien pobre es tu memoria;
oigo cómo dicen tu nombre
y comparto su vergüenza.
3.
Dicen tu nombre delante de mí,
y son campanadas de difuntos en mis oídos;
me sacude un estremecimiento,
¿por qué me fuiste tan querida?
No saben que te conocía,
que te conocía muy bien…
y durante mucho, mucho tiempo me arrepentiré
demasiado profundamente para poder contarlo.
4.
En secreto nos conocimos…
En silencio lloro
que tu corazón sea capaz olvidar,
que tu alma pueda mentir.
Si te volviera a encontrar
dentro de muchos años,
¿cómo debería saludarte?
Con silencio y lágrimas.