PAÍS POEMA

Autores

francisco brines

vísperas y memorias

Al hostil corazón se le ha poblado
de designios felices su latir,
en la ajena ciudad donde ahora vive.
He querido volverlo a la memoria
de estaciones pasadas, y una tierra
de frutecidos y nupciales árboles
junto a la mar se rompe iluminada.
En un aire de raso los almendros,
más blancos que la casa, descubrían
el agua azul entre sus ramos, duras
las peñas de los montes.
Es una hermosa tierra para volver
con la memoria, desde lejos, suave
la voz que ha sucumbido tantas veces.
Y fue el amor, más alto no lo vieron
ni las blancas palomas de mi casa,
más turbador que un bosque, altivo más
que la luz despeñada de las cumbres,
más oculto que la savia del pino.
Al hostil corazón se le ha poblado
de designios felices su latir,
y está con fe de nuevo.
Y he querido volverlo a la memoria
de aquella tierra, donde tantos hijos
de la luz y la sombra son criaturas
dignas para el amor, para la vida
consoladora y ebria de la carne:
son flores, rayos, ríos, son colinas.
¿Para qué recordar? Cae la tarde
con débil luz en los tejados solos,
dora las hojas con sereno fuego,
indecisa es su muerte. Todo pasa,
y esta ciudad se quedará remota
en el lento recuerdo de mi vida.
¿Para qué recordar?, si hay aquí paz
para los ojos, y alegría breve
para el cansado corazón que aliento.