PAÍS POEMA

Autores

eva garcía fornet

vagabundo

Bajo la lluvia helada de octubre
el vagabundo viejo huele el olor a pan y a canela
que viene del supermercado.
Se encoge en su chaqueta y desaparece
bajo su gorro de lana, bajo su abrigo gastado,
y cuenta los agujeros en sus bolsillos,
las monedas que la gente le deja en el plato,
los gatos con frío que cruzan al otro lado,
las muchachas rubias que pasan riendo,
las hojas de los árboles que forman la alfombra
de los infinitos días bajo el cielo helado.
Lo cuenta todo, porque no tiene otra cosa que hacer
en todos los días que se le enredan en la carne helada.
Bajo la fría luz de la luna prematura
el vagabundo no sueña con promesas
ni cree en el tópico escandinavo
ni espera que nadie le hable ese día
ni ningún otro, así que sólo aguarda
a que caigan las monedas,
a que el frío no le entre
en los zapatos con agujeros,
a que la lluvia amaine y se serene,
a que llegue otra vez el verano,
y así poder soñar una muerte de pájaros
con una botella de whisky en la mano
en cualquier banco.