Cuéntame tú como soy, yo es que llevo poco tiempo bajo mi piel
y desde tus gafas de juzgar seguro que ves las cosas más claras.
Dime si estuviste cuando mi apellido decidió mi pobreza
o cuando te embarcaste en los aviones sin nadie en el asiento de al lado.
Dime si fuiste de ciudad en ciudad, de gente en gente,
intentando deshacer los malentendidos en varias lenguas
con el agujero de las suelas decidiendo mi vagabundear kafkiano
entre papeles que te fusilan y documentos que te excluyen
y para colmo el móvil sin datos para el desastre de lo cotidiano.
Cuéntame tú cómo soy, yo es que siempre he estado de paso
y creo que no me sé ni atar bien los cordones de los zapatos,
así que quién mejor que un estómago agradecido que juzga
y que alza el puño propagandístico por el bien de todos los pobres de la tierra.
Dime otra vez cómo soy, y luego si quieres te ríes de mí
que yo estaré como siempre en la vida y por la vida, entera, escupiéndola,
metiendo la pata y echando de menos como todos los mala estrella.