La noche tiene ruidos de elefantes mecánicos
que arrastran su pena de selva golpeando las tuberías.
Los huesos de la ciudad vieja se quejan
con silbidos eléctricos
que acompañan el dolor de insomnio
de los suicidas.
Viene el viento como un crujido que sacude
el vientre metálico de todas las cosas
que yacen muertas bajo las carreteras.
Los muertos de los cementerios nos velan
asiendo el tiempo a las raíces de la tierra.