PAÍS POEMA

Autores

eva garcía fornet

generación fantasma

Es el número doscientos en la base de datos de la empresa
que almacena los solicitantes de empleo precario este mes
y como no se hace ya ilusiones manda currículums
como quien reparte folletos de tiendas en las que nadie entra.
El número doscientos tiene dos diplomas enmarcados
en el cuarto de la casa de sus padres, en sendos marcos dorados
que su madre le compró para enfatizar su orgullo de hijo con estudios
y que él esconde porque los brillos le dan arcadas
acompañados de ataques nocturnos de melancolía malsana.
Una vez más el número doscientos se levanta para buscar trabajo,
pasa por el quiosco donde ve las portadas de los diarios.
Se pregunta por qué no se licenció en marketing de sí mismo,
o aprendió a ser el perfecto ladrón de guante blanco
con derecho a yate y a champán en los mejores puertos,
y siempre concluye que le sobran empatía y romanticismo,
dos de las cosas que lo empobrecerán seguro a uno en la vida
y que lo condenarán al nicho más barato del camposanto
donde ni las malas hierbas osarán despertar el olvido de los poca cosa.
Número doscientos se sabe un fantasma de las estadísticas,
un ser sin futuro, carne de comedor público, un cero con patas,
la salsa de ninguna fiesta, el pan sin la sal, un circo sin artistas,
por eso espía por las mirillas la vida feliz de las familias
como si fuese un fantasma desterrado al que nadie hace caso,
sabiendo a ciencia cierta que la soledad se reparte mal
y que nunca será más que una sombra desdibujada
pintada con crayón en un mundo de certezas ariscas.
Número doscientos se levanta un día más, cumple su rutina,
desayuna cola cao caliente con galletas maría,
fotocopia diligentemente sus años perdidos
y sale a las calles a recorrerlas en círculos.