Temo obedecerte tarde,
Ya que rehusar no puedo:
Ser temerario de miedo
No es dejar de ser cobarde.
Si acierto, ó si desvarío,
Solo que obedezco muestro:
El atrevimiento es vuestro,
Pues mi corazon no es mio.
Y no me faltan razones
Para vivir recatado,
Si arguye trato doblado
Tener vos dos corazones.
Y en fin, pues es vuestro intento.
Diré lo que celos son;
Que donde no hay corazon,
No hay miedo ni atrevimiento.
Son celos, sin tener sed,
Un amor, que con porfía
Y con sed de hipocresía
Del miedo empezó á beber.
De nada se satisfacen:
Son escrupuloso enredo,
Proceden de amor y miedo
Porque no mueren ni nacen.
Entre dudar y creer
Vacilando perseveran;
No son nada, si algo fueran
Pudieran dejar de ser.
Ilusion acreditada,
Lucifer en presumir,
Con Dios quieren competir
En hacer algo de nada.
Mina de eterno despecho
Allá en el alma metida,
Infiernos son de por vida
Portátiles en el pecho.
Laberintos fabricados
De contrarios pensamientos,
Y guerra de entendimientos,
Muertos por ser condenados.
Fijo en la imaginacion
Tienen todo el movimiento:
Ya natural, ya violento,
Y a es todo trepidacion.
Destierra lo muy pesado
Del agua las avenidas,
Incendios son de por vidas
Y aire en la mano apretado.
Son todo lo que tenemos.
No admiten ningun abono,
Otro cáos y nuevo tono
Mixto de muchos extremos.
Son acídente traidor
A su propia causa ingrato.
Influencias de recato
Y exalaciones de amor.
Son cosecha del ausencia,
Archivos de la tristeza,
Fuerza que hace flaqueza
Que excede á toda violencia.
Solícitos, porfiados,
Tímidos como furiosos,
Son compitiendo envidiosos,
Poseen desconfiados.
Viven siempre en emboscada,
Son ofensa presumida,
Tienen tanto de creida
Que parece averiguada.
Son fantástica obediencia
Y así honrosa locura,
Presumen de arquitectura
Y tachan correspondencia.
Procuradores de pena.
Cargados de informaciones,
Juez que por presunciones
A dar tormento condena.
Son relámpago antojado,
Rayos de furor, despues
Solo sobre si es no es
Pleito y tribunal formado.
Son sueños que quitan sueño
Y de pesadumbres junta,
Tiro que á otra parte apunta
Y revienta contra el dueño.
Agasajada violencia
Enójanse sin por qué,
Quieren derribar la fé
Y empiezan por la paciencia.
Curiosidad insaciable,
Malicia de sed ardiente.
Hacer cierto lo aparente
Y lo imposible palpable.
Parecen demostraciones,
Son pesadas liviandades:
Sus mentiras y verdades
Fúndanse en supersticiones.
Vencen en puro temor
Más que el esfuerzo vencido:
Si apaciguan el ruido,
Lo hazen mucho mayor.
Todo le aprieta y le duele,
De sombras hazen cimiento:
Son un molino de viento,
Que con qualquier aire mueve.
Son pólvora refinada
Que el daño la manifiesta;
O de Ministros respuesta
Que hallan medio entre algo y nada.
Siéntense, pero no hay vellos;
Cánsanse con la razon,
No ven calva la ocasion
Y tráenla por los cabellos.
De Amor cubierto bajío
Tampoco se fían de sí;
Temático frenesí
De calentura y frío.
Es el inquirir su oficio,
Ciegos Ministros de Amor:
Averiguar lo peor
Tienen por mayor servicio.
No ven con ojos abiertos,
Y con sol andan á oscuras
Lluvia y mezcla de locuras;
Pesadilla de dispiertos.
Duermen en cama de espinas,
No hallan seguro lado:
A todos los que han minado,
Vuelven á hazer contraminas.
De asombros de ajeno bien
Alimentan los sentidos:
Sin ojos, lengua ni oidos,
Tras que oyen, hablan y ven.
Cuanto encuentran fiscalizan,
De todo sacan veneno;
Si algo tienen de bueno,
Es que no contemporizan.
Siempre dan malos consejos,
Buscan lo que no procuran:
De cerca no se aseguran,
Y saben matar de léjos.
Tornasolados colores
Con indiferentes visos,
Dan equívocos avisos,
Linces para ver temores
Diferencian de sospechas
En no dejarse fundar,
Cuánto va de sospechar
A dar las cosas por hechas.
Carcoma que no se cria
De evidente gloria ajena,
Porque madruga la pena
Desde cuando se temia.
De agüeros sacan afrenta:
Desconfianza obstinada,
Ceros que no siendo nada
Hazen infinita cuenta.
Son una eterna querella,
Mal que no consiente calma,
Y fraguándose en el alma
Se quedan por fragua della.
Buscado desasosiego,
Vida entre brasas y llama,
Aunque más parece llama
Qu’ está en el aire su fuego.
Son seminario de duelos,
Ansia en el alma arraigada;
Si son celos, no son nada;
Si son algo, no son celos.
Y si pueden tener sér
Los que digo, monstruos son,
Pues los concibe varon
Y los enjendra mujer.
Honroso desconfiar
Propio, ajeno ó natural,
Sin vos nada hiciera mal
Amar, temer, ni olvidar.
Esta hidra, esta quimera
De vos resulta y redunda,
Pues todo es causa segunda,
Vos solo causa primera.
Término, compás ni pausa
No conocen sus aprietos;
Causa son de mil efectos,
Y vos de sus causas causa.