Quién navegará por el azul trigo
y cortará las espigas del mar dorado.
Quién entonará las hogueras
y los ojos ardientes del campo de batalla.
Se lanzó el guerrero sin escudo
sobre el hermoso enemigo,
el torso desnudo, la túnica abierta.
Sus lanzas se atravesaron
como dos gargantas en un solo grito.
Quién escanciará sus versos,
ahora que los dos yacen
caídos entre las brasas
con los labios fundidos,
quemándose sus largos cabellos.