Entregado a la aleatoriedad
de la ruleta que rige mi vida,
soy esclavo del destino homicida
que dictas de acuerdo a tu voluntad.
Si queriendo quedarme, me despido,
y si queriéndome ir, me quedo quedo,
no es por duda existencial ni por miedo,
sino porque a tu anhelo me he rendido.
Ejecutor de instrucciones vacías,
autómata de operaciones leves,
robot al servicio de tus manías.
Sólo por compartir encuentros breves,
renuncio a tus deudas y garantías,
aunque sea mi vida lo que debes.