andrea cote
casa de piedraEra corriente / y deslucido / y mohíno / el ademán, / con que dábamos la espalda a la casa de piedra de / mi padre / para ondear faldas floreadas / y de luz / en nuestro puerto desecado. / Por p
desierto1 / La tierra que jamás quiso tocar el agua / es el desierto que al norte está creciendo como un / estrago de luz. / Pero los hombres que han visto el despoblado / —su amplitud sin sobre
el perroCon el perro, / amor, / hubo la casa, / el jardín, / la verja, / el ciudadano, / medianoche, / el recorrer, / dar la vuelta / y pasear / —la vida esa / sí, / el ruido del vecino, / la nobleza que tuvo / s
la meriendaTambién acuérdate, María, / de las cuatro de la tarde / en nuestro puerto calcinado. / Nuestro puerto que era más bien una hoguera / encallada / o un yermo / o un relámpago. / Acuérdate del
la raízLa tierra / la insistencia, / y la flaqueza / también son cosas que odié / y hubo cuando / incluso / yo no quise esta luz, / la misma / inconmovible / intensa / luz que adoro ahora. / Muchacho, / hubo
las huestesSalgo al gran viaje cada cierto número de años. / Me voy llevándome un nombre / y una parte en él se humilla, / irremediable. / Me voy en huestes / y en oscuros rebaños; / y lo hago para p
lección única sobre cosas viejasYa dije / no sé quién inventa el olor de las casas, / no sé. / Más aún si lo que te gusta es mirar desde arriba / la vista ruinosa de los tejados / y la pared deslucida / y los muros / y las
nadie encendíaAsí es la casa cuando uno entiende / que el tintinear incesante, / el sonido sordo de la bombilla eléctrica, / es todo eso que la luz tiene de mejor. / Es la luz que suena si se topa r
puerto quebradoSi supieras que afuera de la casa, / atado a la orilla del puerto quebrado, / hay un río quemante / como las aceras. / Que cuando toca la tierra / es como un desierto al derrumbarse / y tr